domingo, 21 de agosto de 2011

remitida de manera equívoca

PATAS PARA ARRIBA

Me dijeron que en el reino del revés hay padres desocupados e hijos trabajando. Que hay chicos que tienen demasiado apuro en crecer y padres que quieren ser eternamente chicos. Que muchos maestros tienen miedo a sus alumnos y que muchos padres se olvidan de que el maestro de sus hijos. Que algunos chicos sólo aceptan un “sí” a todo y que algunos grandes han olvidado que decir “no” también es enseñar... y que por eso muchos han renunciado al esfuerzo de educar y aprender. Total, para qué.

Me contaron que en el planeta donde todo gira para atrás, hay padres tan ocupados en poder darles a sus hijos lo mejor que no les queda tiempo para darles lo más preciado. Y que hay chicos huérfanos de caricias, palabras, canciones, juegos. Que hay chicos solos, muchos chicos solos. Y grandes también.

Me dijeron que en el país de lo increíble hay hambre a pesar de los miles de kilómetros de tierra fértil. Que muchas cifras no reflejan la realidad y que las realidades van más allá de toda cifra. Que sobran las palabras y que faltan las acciones para cambiar lo que se debe cambiar.

Me dijeron que en este absurdo, la libertad es ejercida sin responsabilidad y la irresponsabilidad está protegida por la indiferencia. Que la capacidad de indignación o de dolor se agota y se transforma en apatía. Que todo lo inconcebible está naturalizado.

Por todo esto, está PATAS PARA ARRIBA, y entonces me pregunto: ¿No veríamos un mejor futuro si nos parásemos sobre nuestros pies?


Basado en texto de Revista Compinches.

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