martes, 9 de marzo de 2010

1974


Y se hizo luz, se hizo silencio,
y en un momento
todo paró y nació el amor. Nació el amor

sábado, 6 de marzo de 2010

viernes, 5 de marzo de 2010

Hace unos días vino, volvió, sí, ¿para quedarse? no estoy segura, creo que dentro de unos días se irá, y qué bien.
Dio el presente en este presente, pero solía pasar en el pasado, me visitaba, esporádicamente: cuando le pintaba.
Renato Rodriguez es un poco molesto, y por sobre todas las cosas inoportuno. Además no puedo disimularlo, se me nota; aparece y todos se dan cuenta. Me miran fijo y listo, ya saben que tengo una personita pegada en el rostro. Claro, se me nota en la mirada, y sobre todo en la boca.
El lunes lo recordé, lo vi cuando me miré en el espejo, y para qué mentir? rogué que no apareciera, que se fuera, no lo quería acá. Pero apareció de prepo, sin pedir permiso. A veces no se puede lidiar con tanta naturalidad, y fue como la resurrección; ay Renatito, qué venís a hacer, aquí y ahora?
El martes lo detesté, hasta me ardió un poquito. No pude hacer nada más que esperar, bien sé que si no le doy la importancia que se merece se va por donde vino. Lo conozco, hace tres años anda rondando. Así que no le dí pelota, lo dejé solo, a pesar de que estaba conmigo en todo momento, lo dejé y como para hacerse el protagonista de la historia me hinchó: la paciencia, las pelotas (que no le di) y el labio.
El miércoles su "estar" ya era algo normal, era amigo y enemigo a la vez. Renato. Sabía que no iba a durar (mentira). No tanto. Sufrió la metamorfósis. Se endureció y me aflojé. Ya está, ya falta menos, cada vez menos.
El jueves los dos queríamos el acabose, me parece, así que se empezó a secar, solito, también se cansó de mí, y no obstante seguía al pie del cañón. Ya no era la única que hablaba de él, los otros también preguntaban. "Que mañana no esté más, que se vaya, que se caiga".
Viernes: nos miramos a la mañana, y pasado el mediodía. Anda con ganas de despegarse. Armó las valijas, a escondidas. Renato no dice mucho, pero hoy me habló, lo escuché y dijo que esta noche se queda conmigo, así que decidí no salir con las chicas, con la condición de que mañana cuando me despierte él no esté. Quiero que se vaya y no enterarme. Que se tome el primer avión a Praga y que no vuelva por mucho tiempo, o mejor, nunca más.
Ya le dije que no voy a hacer méritos, no voy a llamarlo, no voy a provocarlo ni a insinuarle que aparezca, porque las semanas con Renato me hacen olvidar que estoy de vacaciones.
Bueno, de todos modos escribo esto y claro está, lo hago porque el ocio me invita, así como Renato me invita a no comer helado de chocolate con almendras al Rhum.
Sos pesado éh! como collar de melones.