jueves, 4 de agosto de 2011

dulce Malimán dulce

De repente, te encontrás comiendo pan con miel. Pan con miel. Miel con pan. Miel dulce, suave, espesa, ligera, rica.
Algo que te transporte de alguna manera. Un sabor, un olor, un gusto. Algo que te recuerde cuán dulce, suave, espesa, ligera, y también rica, supo ser tu vida unos años atrás.
Algo que cambie un poco este sabor amargo, gris, opaco, que se mantiene constante y desafiante.
La miel y el pan renuevan, no todo lo necesario, pero renuevan. Hacen saber que aún siento algo más que este amargo y decaído sentimiento.
Lo aplaca. Lo calma, un poco... todos los días un poco.

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