miércoles, 28 de julio de 2010

Sólo cuando habían caminado dos cuadras, Claudia tomó conciencia de que la transparente imagen de Jorge había faltado a la cita. Entonces supo que, de ahora en adelante, aunque ella siguiese viniendo a la baranda, Jorge no iba a volver. Estaba segura. No iba a regresar más. Era como si él se hubiera propuesto una misión y la hubiese cumplido. No, no iba a volver. Ella lo conocía mejor que nadie.

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