sábado, 9 de octubre de 2010

por fin te encuentro

Unos meses atrás, o mejor, o sí: peor, unos calendarios atrás, yo te regalaría palabras del querido Mario con la melosidad que me caracteriza cuando me doy cuenta, y no, de lo importante que sos y del zarpado cariño que te tengo; escribiría unas hojas cualquiera y te las daría como una confesión casi innecesaria "Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo y eso en verdad no es nada extraordinario, vos lo sabes tan objetivamente como yo. Sin embargo hay algo que quisiera aclararte, cuando digo todas las parcelas, no me refiero sólo a esto de ahora, a esto de esperarte y aleluya encontrarte, y carajo perderte, y volverte a encontrar, y ojalá nada más. No me refiero a que de pronto digas, voy a llorar, y yo con un discreto nudo en la garganta, bueno llorá. Y que un lindo aguacero invisible nos ampare, y quizás por eso salga enseguida el sol (...)"
Y por ejemplo un sábado me buscás, te espero, no te espero, pero te encuentro. Aparecés, bien en presente indicativo, y todo se vuelve claro, sí: sale enseguida el sol. La verdad es que me había malacostumbrado a tu ausencia, ignoraba lo mucho que te necesitaba. Gracias por hacerme el favor, igual estás dentro de mi existencia, sé que no te vas, no te vas a ir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario