sábado, 19 de junio de 2010

Pero no podía dejar que la historia terminase ahí: uno nunca pierde la fe en el ser humano. Tener memoria no significa empeñarse en revivir rencores y sufrimiento, tener memoria, que al fin y al cabo es nuestro último patrimonio, nos ayuda a afrontar el futuro con dignidad, a emprender el viaje de la historia, la personal y la colectiva, con la certeza de que no repetiremos errores, de que lo mejor está por venir. Por eso el protagonista emprende su viaje hacia el sur (ese que Benedetti nos recordó que existe), para comenzar de nuevo, para afrontar con valentía el reto de estar vivo, para salir del bucle imposible que impone el olvido y la terquedad de una historia que sólo se repite por nuestra propia cobardía para coger las riendas de nuestro futuro.

Ismael Serrano

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