Y se hizo luz, se hizo silencio, y en un momentotodo paró y nació el amor.Nació el amor
sábado, 6 de marzo de 2010
viernes, 5 de marzo de 2010
Hace unos días vino, volvió, sí, ¿para quedarse? no estoy segura, creo que dentro de unos días se irá, y qué bien. Dio el presente en este presente, pero solía pasar en el pasado, me visitaba, esporádicamente: cuando le pintaba. Renato Rodriguez es un poco molesto, y por sobre todas las cosas inoportuno. Además no puedo disimularlo, se me nota; aparece y todos se dan cuenta. Me miran fijo y listo, ya saben que tengo una personita pegada en el rostro. Claro, se me nota en la mirada, y sobre todo en la boca. El lunes lo recordé, lo vi cuando me miré en el espejo, y para qué mentir? rogué que no apareciera, que se fuera, no lo quería acá. Pero apareció de prepo, sin pedir permiso. A veces no se puede lidiar con tanta naturalidad, y fue como la resurrección; ay Renatito, qué venís a hacer, aquí y ahora? El martes lo detesté, hasta me ardió un poquito. No pude hacer nada más que esperar, bien sé que si no le doy la importancia que se merece se va por donde vino. Lo conozco, hace tres años anda rondando. Así que no le dí pelota, lo dejé solo, a pesar de que estaba conmigo en todo momento, lo dejé y como para hacerse el protagonista de la historia me hinchó: la paciencia, las pelotas (que no le di) y el labio. El miércoles su "estar" ya era algo normal, era amigo y enemigo a la vez. Renato. Sabía que no iba a durar (mentira). No tanto. Sufrió la metamorfósis. Se endureció y me aflojé. Ya está, ya falta menos, cada vez menos. El jueves los dos queríamos el acabose, me parece, así que se empezó a secar, solito, también se cansó de mí, y no obstante seguía al pie del cañón. Ya no era la única que hablaba de él, los otros también preguntaban. "Que mañana no esté más, que se vaya, que se caiga". Viernes: nos miramos a la mañana, y pasado el mediodía. Anda con ganas de despegarse. Armó las valijas, a escondidas. Renato no dice mucho, pero hoy me habló, lo escuché y dijo que esta noche se queda conmigo, así que decidí no salir con las chicas, con la condición de que mañana cuando me despierte él no esté. Quiero que se vaya y no enterarme. Que se tome el primer avión a Praga y que no vuelva por mucho tiempo, o mejor, nunca más. Ya le dije que no voy a hacer méritos, no voy a llamarlo, no voy a provocarlo ni a insinuarle que aparezca, porque las semanas con Renato me hacen olvidar que estoy de vacaciones. Bueno, de todos modos escribo esto y claro está, lo hago porque el ocio me invita, así como Renato me invita a no comer helado de chocolate con almendras al Rhum. Sos pesado éh! como collar de melones.
No te quedes inmóvil al borde del camino no congeles el júbilo no quieras con desgana no te salves ahora ni nunca no te salves no te llenes de calma no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo no dejes caer los párpados pesados como juicios no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo
pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas entonces no te quedes conmigo.
salvapantallas
linda linda, cuanta certeza ...
Y ahora tú, mi amor, pequeña gran superpotencia despiértame y dime que las cosas van a marchar bien. Que sembrarás de flores toda la ciudad. Que me harás temblar.
primor
(se que estás ahí)
I S M A E L
y yo
BITLAS
quisiera apretarle la mano
con que escribe.
nachi to
Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.
U S T E D
En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre. En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por... -Llave, por llave -me dice Mario Benedetti. Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron.