tenía tantas ganas de verte tenía la receta para vos pero fuiste sólo aquel terrible ensayo de lo que hubiera sido una dulce perdición.
- Amor, ¿por qué lloras? ¿Qué es lo que te pasa?
- Será que soy feliz...
martes, 4 de agosto de 2009
Evidentemente, me investigaba a fondo, pero hubo además algún parpadeo de cariño, de cosa recuperada, de precisa memoria. Fue a partir de ese momento que me sentí mejor.
lunes, 3 de agosto de 2009
CORRE POR TUS VENAS MI SANGRE, SUENAN EN TU OÍDO MIS VOCES
No te quedes inmóvil al borde del camino no congeles el júbilo no quieras con desgana no te salves ahora ni nunca no te salves no te llenes de calma no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo no dejes caer los párpados pesados como juicios no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo
pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas entonces no te quedes conmigo.
salvapantallas
linda linda, cuanta certeza ...
Y ahora tú, mi amor, pequeña gran superpotencia despiértame y dime que las cosas van a marchar bien. Que sembrarás de flores toda la ciudad. Que me harás temblar.
primor
(se que estás ahí)
I S M A E L
y yo
BITLAS
quisiera apretarle la mano
con que escribe.
nachi to
Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.
U S T E D
En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre. En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por... -Llave, por llave -me dice Mario Benedetti. Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron.